El Kamikaze esmeralda introducción

Hola, hoy es traigo una historia que empece a escribir hace tiempo, bueno os dejo el fragmento, gracias a esta historia el blog tiene nombre



Salí del colegio, ya estaba un poco cansada de él, ya era la décima vez en un instituto, pero no me importaba, la verdad, me gustaba ir allí, solo me cansaba, suspire, por fin tras esperar todos estos años, me iba a convertir en adulta. Salí rápida de clases y me fui al metro, sin que me viera nadie, me metí por la vía y ande, hasta una pared, buscando un símbolo entre los graffitis, lo encontré y golpeé en el símbolo 2 veces, y me giré para ver si alguien me había visto, al volverme había una puerta, normalmente se oyen los mecanismos de la entrada secreta, animo, me dije para mi y abrí la puerta.
Al entrar vi la tienda, que tanto tiempo conocía, se llamaba Cohudra, su vendedor era Jim, un chico joven, pelirrojo, esbelto y solitario, lo que más me gustaba de él, eran sus ojos de tamaño, ni pequeño, ni grandes, de un tamaño normal, pero de un color extraño parecido al color del cielo.
- Ah Canaán ¿ Querías algo? - dijo sin apartar la vista de mi y moviendo uno de sus discos de vinilo, cambiando la música de la tienda a una pop
- Si, vengo a buscar "un periódico del tiempo" y ese libro que te encargué- dije echando un vistazo por la tienda, era muy bonita, las estanterías estaban llenas de objetos, algunos muy conocidos, como libros y discos y otros que no me sonaban, trastos extraños con muchos tubos, y palos.
- Un periódico del tiempo.. Ah si, como siempre querida - dijo revolviendo unos cuantos papeles de la estantería, es cosa de tu madre ¿Cierto?
- Si, ya sabes como es ella..- dije pasándome la mano por la cabeza.
- Se me olvidaba - dijo Jim cogiendo un paquete y dándomelo- el libro que pediste, ese tal Atseini esta triunfando en este mundillo...
- Espero que sirva - dije cogiendo el libro- es para mi madre, conociéndola seguro que ni lo mira
- Que bien conoces a tu madre - dijo Jim sonriendo
- Normal, bueno he de irme - dije dirigiéndome a la puerta.
- Ah espera, no vas a quedarte con un pequeño d...
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Antes de que terminará de hablar cerré la puerta y me fui a mi casa.
Al llegar a mi casa, me tumbe en mi cama, pero algo me sobresalto, una especie de dragón esmeralda, de escamas doradas y alas turquesas, grite y me escondí debajo de la sabana...
Continuará
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