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miércoles, 16 de mayo de 2012

El Kamikaze esmeralda Capitulo 1 El comienzo de la historia

Hola, buenos días a todos, gracias por leerme, me hace ilusión que me leáis, en serio, estas historias que estoy poniendo, son la primera vez que salen a la luz, siempre han estado o en el ordenador o en el móvil (la mitad de ellas siguen en el móvil, tengo que escribirlas a mano en el ordenador, y voy corrigiéndolas) bueno... espero que las disfrutéis, hoy os traigo el primer capitulo del Kamikaze esmeralda, haré más tarde una zona extra, donde explicaré el nombre de esta historia y cosas de él, gracias por leer, y que tengáis una feliz lectura ^^

[Miniresumen: Retomamos el capitulo anterior, Nuestra protagonista llego feliz a su casa, se tumbo en la cama, pero una figura hizo que sobresaltará, era un dragón esmeralda, con escamas doradas y alas turquesas..]
- Canaán -dijo el dragón, que realmente era una dragona- deja de hacer el tonto
-Ah... si- dije quitándome la manta- es que me has asustado, mama.
- Tanto tiempo rodeada de humanos, hace que te creas uno de ellos- dije ella sonriendo-
- ¿No te cansas de observarles todos los años? - dice mi madre mirándome con sus ojos amarillos.
- Me gusta el pensamiento de ellos, su forma de hacer las cosas, por eso los he estudiado todos estos años -dije fascinada- me gustaría saber, que es eso a lo, que llaman "amor"
- Me gusta que seas así de curiosa, pero es que cada cierto tiempo tenemos que mudarnos- dijo mi madre suspirando- y una se cansa de buscar una casa, en la que los humanos no estén husmeando todo el tiempo.
- Tranquila, cuando cumpla la mayoría de edad, los dejare en paz, como me gustaría poder volar.- dije feliz-
- Es verdad, dentro de nada seras, una dragona adulta, sino te pasa lo mismo que tu hermana Sion - dijo mi madre con una sonrisa en sus fauces-
- Ah, Sion, ¿lo dices porque tuvo que esperarse 5 décadas más para su crecimiento? - dije acordándome lo mal que lo paso y suspirando-
- Y recordar que hace nadas eras una pequeña dragoncilla, saliendo de su cascaron, oh, es como si hubiese sido ayer- dijo mi madre orgullosa.
- Bueno... Mama, no sabia que fueses tan maternal - dije sorprendida-
- No te lo creas hija mía, tengo mis momentos cariñosos, pero soy como me has visto todos estos años- dijo ella, bastante orgullosa de ella misma- bueno... Te dejo sola, voy a buscarte la comida.
Mi madre se fue de la habitación, me tumbe en la cama y medite, la verdad, aunque ya lo sabéis, no soy humana, soy una dragona y tengo casi un siglo, la edad adulta de una dragona, la cual al conseguirla, se le terminarán de crecer las alas, por tanto por fin podre explorar este mundo, en lugar de estar aquí encerrada, en este territorio Americano, cada dragón tiene una edad adulta diferente, no quiere decir que no puedan usar sus alas para volar, es solo mi especie la que tiene esa curiosa forma de hacerse mayor, nosotros los dragones estamos camuflados desde hace mucho tiempo en la sociedad humana, claramente no tenemos nuestra forma original, conseguimos aprender a camuflarnos para nuestro bien, pues algunos dragones murieron en los tiempos pasados, mi especie no se sabe cuanto puede vivir, mi madre, la cual, se llama Naaman, por ejemplo tiene 700 años, no sabemos cuanto tiempo podemos vivir, pero no nos importa, no es que pase demasiado rápido el tiempo, cada año voy al instituto, al terminar la etapa de clase, como yo no envejezco como ellos, vuelvo a hacer el instituto, por eso mi madre se ha cansado de buscar casa, a lo largo de los años, he estado en más de 10 institutos, pero nunca he conseguido hacerme amiga de nadie, mi sueño es encontrar a alguien, que no se asustará de mi, me gustaría que esa persona fuera lo suficiente valiente, para que estuviese conmigo, por eso estudio el comportamiento humano, a lo largo de los años, me he comportado de manera diferente y nunca dio resultado, en ocasiones humanos vieron mi forma original, mi madre se encargo de borrar las pruebas, es una pena que tuviera que devorarlos, yo nunca me alimentaria de ellos, mi sueño es encontrar algún humano que no nos consideré amenaza.
Oí a mi madre llamarme desde abajo, había pasado tiempo desde que me había puesto a pensar en todas aquellas, cosas, así que baje las escaleras, pues mi habitación estaba en el desván, tan grande que había cabido mi madre en él con su forma dragón, al bajar me encontré con una muchacha de piel pálida, pelo verde y ojos rojizos, era la forma humana de mi madre.
- Oh Caanan, la comida esta lista - dijo mi madre sonriendo- oi tenemos unos cuantos cerdos recién asesinados.
- Que hambre tengo... - dije babeando- ¿donde los vamos a comer?
- Arriba, en tus aposentos, alli podremos comer tranquilas, hay mucho espacio - dijo ella cogiendo los cerdos de la cola y subiéndolos arriba-
- Creo que seria mejor que aprendieses la cocina humana, no me quejo de poder comerme un cerdo de los que cazas, pero, ¿no crees que seria mejor? - dije dudosa
- Sinceramente no, por mucho tiempo que pasen, yo no me rebajaré a esos estúpidos humanos, el placer de poderse tragarse entera a una victima, no se puede comparar a quemarla y hacerle perder todo su sabor - dijo mi madre sacando la lengua de la satisfacción.
- Bueno lo que tu quieras mama - dije siguiéndola hasta mi habitación
Al llegar a mi habitación, me deshice de mi forma humana, saque mis hermosas alas turquesas para que le diera un poco el aire, no podía volar, lo había intentado muchas veces, pero ya sabéis que no podía, mi cuerpo era alargado, claramente tenia piernas y brazos, pero, casi no los usaba, normalmente en nuestra especie nos tragamos nuestras victimas como si fuéramos serpientes, yo creo que un científico nos pondría de la familia, pero no es así, las serpientes solo se parecen en el color de nuestras escamas, me tumbe alargando mi cuerpo y hable con mi madre del día que había pasado en clase.
- ¿Y que nombres te has puesto esta vez Canaán? - dijo mi madre intrigada.
- Jéssica  - dije mirando a mi madre- creo, que este nombre nunca lo he usado.
- Que poca memoria tienes, fue el primer nombre humano que te pusiste, cuando eras pequeña - dijo mi madre sonriendo-
- Ah, aquella vez, que conocí a ese chico... - dije recordando esos momentos- Me pregunto que habrá sido de él.
- No tenemos que meternos asuntos de los humanos, por cierto trajiste lo que te pedí - dijo mi madre cambiando de tema.
- ¡Es verdad! - dije dándome una palmada en la cabeza- toma, "el periódico del tiempo"
- Bien, una dragona que se precie no ve esos aparatos llamados "tevisores" o algo así para saber el tiempo que va hacer - dijo suspirando - aunque, claro está tampoco estoy comoda con estos papeluchos hechos por humanos, porque no podían ser las cosas como antes.
- También te he traído, este libro - le dije a ella, que ya había cambiado a forma humana y sostenía el periódico en sus manos- cógelo.
Mi madre cogió el libro y dijo su titulo en voz alta, riéndose bastante de mi.
- "Como intentar ser más humano y dejar de ser tan dragón", escrito por "Leirbag Atseini", ¿en serio me das esto? piensas que después de 700 años en este mundo, ahora un libro escrito por un autor con un nombre raro, me va a decir como comportarme en esta sociedad - dijo ella, riéndose y tirando el libro al suelo-
- Bueno, lo compre en la tienda de Jim, era para que subieras comportarte si llega algún humano a casa, la mitad de los que nos traen cartas no han vuelto, pues te ven en tu forma original, y ya sabes que para ellos, nosotros somos monstruos - dije bastante triste.
- Monstruos, ellos lo son, se han cargado todo el ecosistema, a lo largo de los años, si me dejaran intervenir me los cargaría a todos - dijo ella riéndose maliciosamente.
- Pero, mama, así no podríamos vivir, estarían persiguiéndonos para siempre, hasta acabar con nosotras - dije alterada
- Tranquila, hija mía, no voy hacer nada, solo es que me fastidia que ellos hayan destruido todo lo que teníamos, cada vez me cuesta más cazar animales, y ellos se montan construcciones para no tener ni que buscar la comida, los humanos cada vez son más perezosos - dijo mi madre disgustada con todo el mundo-
- Bueno, algunos no lo son tanto - dije dudosa- o eso creo...
- Ah, por cierto, ¿porque te empeñas en comprar todo a ese dragón? no se merece vivir, es la vergüenza de los dragones, yo ni lo considero un dragón - dijo mi madre enfadada- los dragones desde tiempos antiguos hemos sido bestias crueles y feroces, y él, ¿que es?, un dragón de la música, me alegro que sea el último de su clan.
- ¡Mama! ¿como puedes ser tan cruel? - dije triste - ¿No te da pena que solo quede él?
- Más que pena, me da alegría, ojalá le atropelle ese vehículo que pasa cerca de su tienda- dijo mi sonriendo-
- Por cierto mama - dije cambiando de tema - ¿Que es ese jarrón rojizo, que esta en la entrada? antes, lo vi cuando me llamaste, ¿estas ahora decorando la casa?
- No se de que me hablas, no recuerdo tener ningún jarrón como ese que dices - dijo mi madre suspirando- creo que eso no es un jarrón.
Acababa de caer en lo que era, ese jarrón temblaba, parecía como si estuviese vivo
- No sera que eres.... ¡Ray! - dije gritando
El jarrón se convierte en un pequeño dragoncillo de color plateado, ojos grises claros y alas más grandes que su cuerpo de color negro, me mira y empieza a hablar...
---------------------------------------------[Continuará]--------------------------------



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