Mini relato que escribí hace poco en un momento de depresión.
Hay varios de estos, este basicamente es de los que tiene menos sentido, pero en fin, necesitaba desahogarme.
Nota: las redes sociales se modificaron el nombre a propósito, no son errores.
- Dos semanas. - suspira y deja el móvil en la cama - dos semanas sin hablarnos, dos semanas sin enseñarte mi mundo, dos semanas..
Anda por la habitación, <<¿porque todo esto?>> piensa, mira de nuevo y comprueba de nuevo si ha llegado un mensaje, pero no hay nada.
Adrián, un chico de tez morena, pelo moreno y ojos marrones como las oscuras ramas de un árbol mira al techo, del cual cuelga una bombilla con un cable, hace tiempo que quiere comprarse una lampara mas bonita, vuelve a agarrar el móvil nervioso, su contacto hace 2 semanas que le dejo en duda <<¿Era pues, un adiós definitivo?, Meh>> piensa y ríe. La semana anterior Adrián intento contactar de otra forma, pero por su infelicidad se le fue la lengua, o mas bien los dedos, y al parecer su amigo se despacho de él con facilidad.
Y es que ahora todo era demasiado fácil, enfadarte con amigo que no vivía en tu misma ciudad, se podía castigar fácilmente con bloquearlo varios días, <<¡Que tecnología tan increíble!>> pensaba Adrián, << ¿Por que no hablar con alguien y arreglar las cosas?>> las cosas ya no eran así, desde el invento de las redes sociales deshacerte de alguien sin darle oportunidad de hablarlo, era realmente fácil, incluso si vivía cerca.
El mundo se había vuelto loco, Wastap, Fisbok, Teeter, Isagrant... todas esas redes sociales ponían a cualquiera en una situación comprometida y más ahora, año 2018, donde era delito la libertad de expresión, ya no era algo que se veia de vez en cuando en las noticias, ahora insultar o comentar algo malo de cualquier cosa (incluso los arboles) estaba penalizado, y el mundo cada vez era peor, los humanos..
Adrián suspiro de nuevo, eran quebraderos de cabeza ¿Porque preocuparse de eso ahora? Las redes sociales no le importaban, sobre todo aquellas relacionadas con los Pcs, agarraba su móvil temblando, habían pasado dos semanas, dos semanas que cada día era una daga clavada en su cuerpo al recordarlo y que no podía soportar...
3 meses después abrieron la puerta de la habitación, pendía de una cuerda de nudo del ahorcado moviéndose lentamente, el móvil de Adrián. El no creía que el suicidio fuese la solución, pero esa amistad tan intensa que tenia, la que al principio de este relato había esperado una contestación de su amigo, lo había cambiado para siempre. Hasta 3 meses sobrevivió solo en esa habitación, tenia a alguien que le suministraba comida de forma indirecta.
La persona feliz y creativa que era Adrián se convirtió en un ser infeliz con relatos que transmitían angustia y desesperación.
Un día, Adrián desapareció desvaneciéndose en el aire, y el lector de esta historia no entendió como empezó leyendo en presente y acabo leyendo un relato en pasado.
FIN
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