Aquel ornamento me obsesionaba, eran tiempos de guerra y lo veía en las
paredes, en las puertas, en nuestras armas. No entendía que podía
significar.
"Es el símbolo del nuevo reino" soltó un dia Fyll, es una señal que allí no hay Zaigons.
Eso crei hasta que lo vi justo en el campo enemigo y en ella, era una chica guapísima que seguramente estaba perdida en medio del caos.
Fui a donde estaba para darle seguridad y siendo sincera, estaba enamorada de ella y quería saber de su historia.
Nunca se sabe dónde vas a encontrar el amor de tu vida.
—¿Quién eres? —dijo nada más llegar a su casa, estaba en buen estado, salvo por los cristales y algunas partes de pared que habían desaparecido como si alguien se los hubiese comido, se escuchaba de fondo disparos, pero la joven no están asustada—.
—¡He venido a salvarte! —respondí con un tono de lo más amable posible y lo más alto que pudiese por encima del sonido de la guerra—. Ven conmigo.
Ella dudo un instante y después asintió, imagino que vio algo en mi, agarre su mano y hui de allí son mirar atrás.
Era tan ligera...
Me di la vuelta y no estaba.
Pero no había variado el peso al sujetarle.
La busque y no la encontré, no se porque mantuve los puños cerrados, pero cuando los abrí, lo volví a ver en la palma de mi mano.
Aquel ornamento, que todavía me sigue persiguiendo.
"Es el símbolo del nuevo reino" soltó un dia Fyll, es una señal que allí no hay Zaigons.
Eso crei hasta que lo vi justo en el campo enemigo y en ella, era una chica guapísima que seguramente estaba perdida en medio del caos.
Fui a donde estaba para darle seguridad y siendo sincera, estaba enamorada de ella y quería saber de su historia.
Nunca se sabe dónde vas a encontrar el amor de tu vida.
—¿Quién eres? —dijo nada más llegar a su casa, estaba en buen estado, salvo por los cristales y algunas partes de pared que habían desaparecido como si alguien se los hubiese comido, se escuchaba de fondo disparos, pero la joven no están asustada—.
—¡He venido a salvarte! —respondí con un tono de lo más amable posible y lo más alto que pudiese por encima del sonido de la guerra—. Ven conmigo.
Ella dudo un instante y después asintió, imagino que vio algo en mi, agarre su mano y hui de allí son mirar atrás.
Era tan ligera...
Me di la vuelta y no estaba.
Pero no había variado el peso al sujetarle.
La busque y no la encontré, no se porque mantuve los puños cerrados, pero cuando los abrí, lo volví a ver en la palma de mi mano.
Aquel ornamento, que todavía me sigue persiguiendo.
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