La mansión estaba tan vieja que ya estaba con tantas telarañas para hacerse un país.
Observaba la gran sala real desde mi trono. No es que fuera realmente el dueño de todo esto, lo era mi hermano mayor que decidió salir por una vez en su larga vida a tomar el sol y desapareció.
Es lo que suele pasar cuando eres un vampiro. Y aunque sonaba a chiste siempre sabía dónde estaba. En mi frasco de cenizas que guardaba en mi chaqueta con agujeros para llevar cosas.
No siempre había sido un robasangre, cuando era más joven no lo era, pero mi vida fue en ese tiempo verdaderamente triste.
A mi maestro, él que me convirtió, se le conocía como lord Pinzs, parte de ese nombre era de forma jocosa ya que convertía lo de irse la pinza de forma literal y siempre dejaba como señal de que había pasado por allí una de estas.
Cuando me rescató de mi antigua vida, llegue a tenerle cariño, pese a que en su ataque había liquidado a mi familia al completo, dejandome como plato final.
De eso hacia tantos años que si envejeciese como lo hacéis vosotros sería un anciano con largo pelo blanco.
Le había tenido tanto afecto que de mentor habíamos pasado a llamarnos amigos y más tarde hermanos.
Por eso jamás pensé que se aburrirse de estar en el castillo y tal
como la lucha por un mordisco, usase su agilidad para ir de cara a abrazar a su peor enemigo. La luz solar.
Poco después otros le siguieron.
Yo jamás podría, por eso sigo aquí y todos los días como junto a ellos. Jamás pensé que fuera tan divertido comer alrededor del polvo de tus mejores amigos
Observaba la gran sala real desde mi trono. No es que fuera realmente el dueño de todo esto, lo era mi hermano mayor que decidió salir por una vez en su larga vida a tomar el sol y desapareció.
Es lo que suele pasar cuando eres un vampiro. Y aunque sonaba a chiste siempre sabía dónde estaba. En mi frasco de cenizas que guardaba en mi chaqueta con agujeros para llevar cosas.
No siempre había sido un robasangre, cuando era más joven no lo era, pero mi vida fue en ese tiempo verdaderamente triste.
A mi maestro, él que me convirtió, se le conocía como lord Pinzs, parte de ese nombre era de forma jocosa ya que convertía lo de irse la pinza de forma literal y siempre dejaba como señal de que había pasado por allí una de estas.
Cuando me rescató de mi antigua vida, llegue a tenerle cariño, pese a que en su ataque había liquidado a mi familia al completo, dejandome como plato final.
De eso hacia tantos años que si envejeciese como lo hacéis vosotros sería un anciano con largo pelo blanco.
Le había tenido tanto afecto que de mentor habíamos pasado a llamarnos amigos y más tarde hermanos.
Por eso jamás pensé que se aburrirse de estar en el castillo y tal
como la lucha por un mordisco, usase su agilidad para ir de cara a abrazar a su peor enemigo. La luz solar.
Poco después otros le siguieron.
Yo jamás podría, por eso sigo aquí y todos los días como junto a ellos. Jamás pensé que fuera tan divertido comer alrededor del polvo de tus mejores amigos
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