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jueves, 24 de octubre de 2019

WriteTober - Dia 24 - Dizzy

Número 24, wiii ya queda menos para terminar los 31 relatos y este tambien es un poco más largo de lo normal, esta inspirado en un sueño, pero añadiendo elementos nuevos, espero que les guste.




Lo genial de caer en picado al vacío, es la sensación de caída en tu cuerpo, lo malo que si tú intenciones era matarte, lo estás consiguiendo.

No me aterraba la muerte y por eso caía, sabía que cuando llegase al suelo sería el fin.

—Dien, ¿Te has mareado? Llevas mucho tiempo ahí adentro.

Una voz extraña que me llamaba con un nombre desconocido fue lo primero que escuche, supuse que con mi mala suerte habría sobrevivió y una enfermera que se inventaba como se llamaban sus pacientes hacia preguntas al azar..

Intente abrir los ojos para ver algo y lo conseguí...
Efectivamente estaba mareado la cabeza me daba demasiadas vueltas y lo que veía a mi alrededor debía ser producto de mi imaginación, luces de muchos colores como un salón de juegos, sentía un frío tacto en mi cuerpo y el ambiente era extraño.

Como describirlo. A ver, era como estar en un sitio de esos cerrados que te sientes incómodo, hay gente desconocida y todo se ve difuso, como una habitación llena de humo.
Era sin duda esa la sensación de cómo me sentía.

—¿Dien?

Le miré confundido e intentando estabilizar mi cabeza, no era una persona, era una especie de luz de un tono cálido, tras asimilar eso me di cuenta que lo que un principio habia tomado como una lugar de recreativa, era realmeente un lugar lleno de gente o cosas que hablaban de colores diferentes, me intente mirar a mi mismo y descubrí con horror que yo también era igual, aunque tenía un tono más azulado.

—Dien, me estás preocupando, ¿No te ha ido bien la simulación?

Con angustia en mi voz y todavía mi cabeza hecha un caos pregunté asustado.

—Si... ¿Simulación?

La cosa me miró, aunque no le viese rostro por algún sitio notaba que estaba alarmada, agarro algo que mi nuevo yo sabía que sabía cómo comunicador.

Una pared de un cristal duro se puso entre los dos.

—Tienes que volver a entrar, no estás bien.

Todo se volvió negro.
Desperté en el hospital.

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