Las piedras de la entrada se movieron, mientras unas patas las llevaban de un lado a otro, un guijarro de apenas un centímetro cubico se desmoronó desde el otro lado, haciendo un sonido rítmico mientras caía en las demás piedras apiladas, a los minutos la pequeña piedra se hundió en el agua.
Gael era un arqueólogo que siempre decidía donde quería excavar y desenterrar cosas, habia pasado casi toda su vida en la academia arqueológica de AlicornVille, ascendiendo de rango. Él era un unicornio de pelaje marrón de crin larga y lisa del color del carbón, siempre iba con su equipamiento de minería, y su gorra con linterna, su cm era una luna blanca, con un suave brillo color carmesí, desde que recuerda siempre la había tenido incluso de potrillo. La expedición parecía simple, cerca de la terrible torre de cristal, de la princesa Enaz, se había detectado una cueva, una patrulla de mineros había sido enviada con objetivo de encontrar un nuevo tipo de mineral, había indicios de que posiblemente esa cueva fuera la entrada, pero el equipo no volvió y encima el lugar se había sepultado por un derrumbe, varios meses después Gael había leído la noticia y contactando con sus compañeros había decidido investigar.
Al cuarto día consiguieron abrirse un camino, Scarlet una yegua terrestre beige de crin larga y roja entró iluminando la cueva con una linterna en su casco, Gael iba detrás y sus otros compañeros permanecerían fuera. - ¡Cuidado Gael!, aquí hay agua - dijo ella - o algo así, pero trasparente y húmeda.
Gael asintió y aun siguió por el camino.
- La cueva parecía la boca de un lobo, oscura mas no poder, y de vez en cuando se oían gotas que caían de estalagmitas en el techo.. pura falsedad, pues de repente en mitad del camino había una puerta, de madera grande y oscura, rodeada de oscuridad y suspendida sobre el agua. Gael sin pensarlo decidió abrirla, Scarlet no se lo negó así que lo hizo.
Para su sorpresa lo que había dentro era extraño, una sala amplia con pantallas en color rojo, algunas partidas, otras de color negro, andó iluminado el suelo que era también de madera, las pantallas tenían un brillo pequeño que poco a poco se iba apagando, y extrañamente llovía ceniza.
- Lágrimas de dragón.. - dijo Scarlet mientras miraba alrededor del lugar- pero.. estamos a cubierto..
- Eso da igual señora - dijo Gael que no se habituaba a llamarla por su nombre - es un fenómeno mágico, lo dimos en segundo año.. y este lugar también.
- Estamos.. - dijo Scarlet sorprendida-.
- Exacto.. "El erial del Tiempo" - dijo Gael sacudiéndose la ceniza - según nuestros antepasados este lugar era por así decirlo, el control de la historia.. y la puerta al infierno.
- Hablando de puertas - comentó Scarlet mientras le señalaba una puerta negra azabache que se erguía igual de misteriosa que la sala de las pantallas - ¿Crees que deberíamos llamar a Cat y Mike por si corremos peligro.
- No, algo me dice que "el erial de tiempo" es un sitio seguro... - dijo mientras negaba con la cabeza - abramos esa nueva puerta.
Scarlet abrió la nueva puerta, pero se apartó aterrada, justamente delante de la puerta, había una garra esquelética de enormes uñas como intentando llegar a la salida. Gael sin miedo entró, tranquilizando a su compañera, la intuición le decía que no era un lugar donde uno podía perder su vida, pero los hechos de la antigua expedición le decían lo contrario.
La garra pertenecía a una dragona, y siguiendo el recorrido del esqueleto, se podía ver a dos dragones. La dragona grande que alzaba su gran garra hacia la puerta por donde habían entrado y en su regazo, una cría de dragón un poco más pequeña, esta conservaba su aspecto, pero se había convertido en piedra, si Gael no hubiese estudiado pensaría que era una estatua, pero en la academia ya le habían dicho sobre ello, algunos dragones podían mantenerse vivos invernando sobre una coraza de piedra, deberían tener un poder realmente grande para realizar esa proeza, el semental se acerco y posó su pata sobre la piedra de varios metros.. fría, suspiró, muerta, esa cría de dragón nunca había despertado de su letargo.
La otra dragona era bastante grande, él podía distinguir que se trataba de una hembra por la forma del pelvis, examinando el estado de los huesos, el ser debía de estar milenios muerto. El resto del cuerpo abrazaba a la roca, enrollándolo, sus alas o mas bien los restos de ellas, estaban suspendidos sobre ambos, su muerte no había sido natural. Alrededor de ellos había una sustancia parecida al agua, pero un más espesa, que formaba al andar un vapor que ascendía por todo el lugar, trozos de pilares de columnas estaban rotos repartidos por diferentes partes.
Rodeando a esos seres había un mural, con diferentes inscripciones, lapidas al parecer en placas de hierro, Rose, Vesta, Layla, un nombre borrado como tachado y Agatha, todos ellos con el tiempo que vivieron y cuando iniciaron su guardia de ese lugar, un hueco libre con solo un nombre ponía "Esther" no tenia fecha final, ni tampoco fecha del principio, era extraño.
- Las Kronas - susurró por si algo o alguien lo oía y con un tono para que Scarlet si pudiera escucharlo - eran los guardianes y las guardianas en proteger el tiempo y el mundo...parece que murieron.
- Pero ¿¡como es posible!? - exclamó Scarlet, lo que hizo que Gael saltara, y rápidamente le hiciera un gesto para que hablará en un tono más bajo - si los guardianes dejaron de trabajar, entonces, nosotros ¿porque seguimos vivos?.
- Son leyendas Scarlet - dijo Gael, que ahora se sentía mas adulto que ella, por entender parte de la historia - según los libros de Helen Pomet, las leyendas decían que el tiempo en "el erial del tiempo" era diferente al tiempo de fuera de la cueva, así que posiblemente nunca volveremos a ver a Mike y Caterina.
- Quizá lo del que tiempo transcurre de forma diferente, también es una leyenda, será mejor entonces que volvamos - comento Scarlet, se notaba que estaba asustada, aunque intentase ocultarlo, pero al girar sobre misma ya no puedo esconderlo, porque gritó, Gael pego de nuevo otro brinco al oírle, demasiados sobresaltos para un día-. No esta la puerta... por donde entramos...
Y efectivamente no estaba esa puerta, se había evaporado como el invierno tras la recogida de nieve de Alicornville, una tradición de hacía ya muchos siglos atrás.
- Sabíamos lo que nos jugábamos Scarlet, continuemos - dijó manteniendo la calma, pero Gael también estaba muerto de miedo, Caterina era su pareja, y esperaba un hijo con ella, posiblemente el potrillo nacería sin padre, volvió a suspirar y miró si había otra posible salida.
Y allí, al lado de los murales, estaba una puerta blanca, de forma de hexágono la parte cuadrada, o también por así decirlo tenia forma de una casa con tejado japones tradicional de vista frontal, o como un triángulo encima del cuadrado, al que le faltaba el pico de encima, y terminaba en una línea horizontal. Era de color blanca, con marcas doradas que hacían la forma de una "S" acostadas sobre los laterales de la puerta, en el centro de la puerta, había un pomo de oro de pestillo tradicional con su palanca para bajarla, en forma de algo circular, era difícil de escribir, básicamente como gotas fundidas de un material de forma alargada que han dejado que se junten para formar un linea horizontal.
- Voy a entrar por aquí - anuncio Gael y Scarlet muerta de miedo no dijo nada - si no me sigues, quizá no nos veamos a ver.
- Si nos veremos a ver - dijo, pero su voz se notaba insegura, sabia perfectamente que ese mundo era diferente.
Gael asintió y abrió la puerta blanca para perderse dentro.
El despacho de la muerte lucia ahora un autentico desorden, los suelos tapizados con alfombras granates con decorado arábigos estaban llenos de hojas derramadas, la habitación era grande y cuadrada, con una puerta blanca de gran tamaño desgastada, y no tan lujosa como era por el exterior. Mirando a la derecha desde la puerta, había otra puerta de color negro y que daba la sensación de que algo maligno había tras de ella, a su izquierda, unas ventanas que iluminaban con la luz solar el lugar y en frente una mesa de madera de ébano alargada. En ella había montones de hojas apiladas, tras las hojas había una forma, un ser o un pony, Gael no se fijaba bien, ya que tras ese ser la librería que inundaba la pared del fondo estaba desvalijada, libros estaban desordenados, otros abiertos y rotos, otros ni estaban. Gael no lo sabia con exactitud, pero suponía que algunas estanterías antes tenían mas libros, por supuesto era la primera vez que pisaba ese lugar, le encantaba fijarse en todo cuando entraba en los lugares, no obstante, no había reparado de que aparte del ser camuflado por unas columnas de papel, había otro, este parecía un pony terrestre blanco, de ojos negros, y crin también blanca, algo le decía que solo había adoptado esa forma para que Gael se sintiera mas cómodo, ya que movía los ojos inquieto.
- Entonces, ¿que vas a hacer, de ahora en adelante? - comenta el pony blanco y cruzo sus patas en la silla - quemarás lo que sobre, o ¿seguirás adelante sin él?
- No lo se - responde la figura de detrás de los folios, apartándolos y mirando a su acompañante, era un extraño ser deforme, al menos para Gael, nunca había visto esa clase de animal sin pelo, salvo en la cabeza, o lo que creía que podía ser la parte de arriba, ya que podía vislumbrar los ojos pequeños marrones, que tenia detrás de sus lentes, lo que sería la crin de un caballo como él, caía ondulado sobre su cuello, iba vestido con unos pantalones vaqueros y una camiseta de cuadros de tonos azules, claros, pequeños que se invertían como un tablero de ajedrez - lo necesitaba a él para que mi mundo fluyese, quizá sin él, todo esta perdido, perdido para siempre.
- Siempre puede haber una forma de seguir adelante, olvidarle y proseguir con tu mundo, él no es necesario - responde el pony blanco.
- Si, si lo es, ya nada tiene sentido, es el fin - empieza a decir para terminar con un susurro, el extraño ser, se levanta de la silla y mira al espía - Una pena por ti..
Una música triste empieza a sonar, mientras el cuerpo de Gael empieza a desvanecerse, de las puntas de las pezuñas, poco a poco, tint y color va desapareciendo de su cuerpo, su vida va desvaneciéndose, intenta gritar, pero ya no puede, intenta llorar, pero ya no tiene el derecho, intenta escapar, pero su cuerpo no reacciona, es el final de su vida, ya nunca volverá a ver a su mujer, para siempre será el padre desaparecido, entonces a sus ojos, todo se vuelve negro.
Y el mundo es negro, alrededor suya, todo es oscuro, la música sigue escuchándose, la séptima sinfonía de Beethoven, "Allegretto" ideal para esta despedida, el fin de su vida...
El mundo es oscuro, la música empieza a dejar de sonar, y en medio de la oscuridad, una luz pequeña empieza a aparecer, una luz que lucha por volver, una vela que se niega a apagarse, al parecer, no tiene porque ser el fin...
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