La historia es realmente spoiler de Cronicas de Romalia y se situa en la parte 3 del fic.
Cuando el equipo conformado por Elea, Jordan, Dean y Lucy encuentran un diario.
Se recomienda que no la lean si están participando en el rol que esta inspirado en el fanfic.
[Alguien abre un diario]
¿Sabíais en que se parecen los cuentos a los sueños? Ambos empiezan espontáneos. No hablo de historias como Blancanieves con el clásico “Erase una vez” si no, hablo de relatos de ahora, todos y cada uno empiezan de esa manera, de repente. Y así sucedió con mi historia. Mi nombre es Sandra, era una chica pelirroja que tenía un vida normal con una familia normal y que básicamente vivía los cambios de la adolescencia que todas las chicas solemos tener. Lo que nunca imagine es que para mí, a diferencia de los demás esos cambios serían todo una sorpresa.
Desperté en medio de una granja, fuera de mi mundo, en un universo que lo creía posible en la televisión, donde abundaban caballos pequeños, más bien, ponys.
Eran de colores vistosos. Nadie imaginaria nunca que pudieran existir, y no existían, no, sus existencia era imposible. Había de aquellos seres variedades, no solo el color su pelaje y su crin, sino además tenían una marca en el final del flanco, antes de llegar a su cola, un tatuaje que mostraba su talento.
A cualquier persona que ahora este leyendo este pasaje de mi diario, si lo lee tras el “Finit Monde” (si es que alguien sobrevivio a aquello), no estoy loca, ¡lo que digo es verdad! fui traída a ese extraño mundo involuntariamente como os contaré ahora:
Abrí los ojos en una granja a mi alrededor había heno, montones en escala por todas partes, lo primero que pensé fue ¿me han secuestrado?.
Entonces vi a algo extraño, una pony de color amarillo y crin anaranjada que me miraba desde lejos.
“¡Oh genial! ¡Caballos!” exclamé confundida ya que a ese animal todavía no le había visto parpadear y seguía observándome sin apartar su mirada de ojos rosáceos, entonces me percaté de algo que no había visto antes, tenía alas del mismo color que el pelaje, era un Pegaso. “Ok mamá, papá, querido diario mío, malas noticias me he vuelto loca” pensé en ese momento y me acerque más aún para observarlo de cerca, él al parecer hizo lo mismo, se acercó a mí, hasta diría que fue a la vez, mis mismos pasos. (Que no sé porque notaba diferentes a los de siempre). Entonces cuando ya estaba a medio metro de él, alce la mano para alcanzarlo, más no tenía mano.
Grité lloré y pataleé, frente a mí no había ningún caballo pequeño, no había nada racional, solo mi reflejo en un espejo.
Dibujo realizado para la historia por el propio autor de ella |
Yo, una simple humana como cualquiera había llegado a un mundo habitado por estos seres.
Con los gritos, apareció Saun, era un caballo de color blanco y crin marrón. Por cierto si alguno no se ha quedado claro de lo que es la crin, es ese pelo que tienen los caballos por encima del pelaje que le cubre el cuerpo que suele ir encima de la cabeza y ocupar hasta cierta parte del cuello.
Saun, según dijo, es mi hermano. No se quien monto este asunto de llevarme a este mundo desconocido, pero al parecer se lo ingenio para que todo quedará perfecto. Así pues, con este cuerpo defectuoso (nunca admitiré que vale la pena y por eso paso de usar las alas) exploré el nuevo mundo donde me encontraba.
[El sonido de alguien que mueve las páginas investigando sobre Sandra se mueve con cuidado para no estropearlo y sigue leyendo]
Cuando llegue a la ciudad creí que todo iba a ser como ese show de televisión, alegría, amistad y cosas bonitas.
¡Qué mal hace la televisión! algo que aquí pese a su tecnología es desconocido.
No puedo decir que la vida aquí era difícil, pero nada de alegría.
Básicamente mi rol en esta historia era sustituir a alguien de mí mismo nombre y este aspecto equino, con su rara familia que vivían al final del país literalmente. (Romalia era pequeña y estaba rodeada de un desierto conocido como “El Adanal”) El pueblo se llamaba “Mist Village”, que literalmente quiere decir pueblo de la niebla y como no, estaba rodeado mayoritariamente durante todo el día de una niebla espesa.
Mapa de Romalia |
La yegua y pony (pues no eran caballos) Sandra Mist tenía aspiraciones de soldado. Me costó adaptarme a ello, pero conseguí superar las pruebas y finalmente convertirme en teniente.
En este mundo también había humanos, no al estilo del planeta de los simios, eran humanos reales, lo que me cabreaba bastante con la persona o ser divino que me había traído aquí. Aprendí rápido métodos de supervivencia, así como caminar, mi “hermano” decía que a veces un golpe en la cabeza puede hacer que olvides incluso esas cosas, esa era la excusa para todo, no se creyó en ningún momento que venía de otro mundo.
Decir a cualquiera del país ¡¡eres un dibujo animado!! Era igual que decir a cualquier humano que no era real (vamos que seguro que te tomaban el pelo con la bromita de Neo). A menudo se reían por eso. Así que a la tercera vez que exclamé eso a alguien deje de hacerlo, me moría de vergüenza.
[El chico suspira y pasa páginas deprisa mientras mueve los ojos intentando encontrar fechas, creyendo que por fin ha encontrado lo que busca sigue leyendo con interés].
{Nota de autor: Leer lo siguiente con esta canción}
Han pasado ya 5 años desde que llegue aquí, Odicron la última ciudad del sur nos ha declarado la guerra, según los reyes (también de especie cuadrupeda y equina) nos acusan de tener relaciones con una organización conocida como “Penumbra”. La cual todos sabemos que se esconde en el país, pero desconocemos el lugar de su base.
Hoy voy al frente a dar apoyo a Iris, mi pareja. Cuando terminemos la guerra nos casaremos, tenemos un pequeño potro juntos, pero es un secreto y se lo que estaréis pensando… (Pues sé que este diario lo leerá más gente, no solo un ser, por eso cambio de plural a singular) ya tengo una relación estable en menos de un lustro, lo sé, cualquiera diría que tire la toalla demasiado pronto, pero un sexto sentido me dice que ya no volveré de vuelta a mi hogar, ella tendrá que ocuparse de él.
Espero ganar la batalla para volver a verle…
***
Dean deja el cuaderno encima de la mesa, es un chico de pelo rizado anaranjado y ojos verdes.
— ¿Encontraste algo de utilidad? —Pregunta Elea sosteniendo otro libro, ella tiene el cabello cobrizo y largo—, fue difícil hallar ese diario… ¿¡estas llorando!? Jordan se va a reír con esto.
— No tiene gracia —dice Dean mira el diario y se limpia las lágrimas— ella finalmente murió, encontramos el diario entre sus restos.
— ¿Desde cuándo te importan esos caballos salidos de series de animación? —Comenta Elea mirándolo con sus ojos color azul claro casi blanco—, ni que fueran humanos.
Dean no dice nada y sale de la habitación enfadado.
— Estúpido lobito —dice ella dejando escapar una sonrisa, con paso elegante de zapatos de tacón agarra el diario de Sandra, viejo y desgastado, ya hace unos años desde su muerte.
Eleanor se sienta en sofá y echa un vistazo al libro y lo abre por curiosidad, poco a poco se sumerge en la historia de Sandra.
***
¿Sabíais en que se parecen los cuentos a los sueños? Ambos empiezan espontáneos…
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