Wow, esta historia estaba en mi mente desde hace años, es más esta en el índice de las curiosas historias cotidianas, pero jamás había escrito nada, y entonces he dicho, wow, la palabra quinta, construir, es perfecta para este relato. Espero que os guste.
—Esto no es un trabajo hecho por humanos.
El entrevistador se rió, estaban delante de la Sagrada Familia, por fin construida, al final en tan solo un año más de lo pronosticado habían podido terminarla.
—¿Estás diciendo que no eres humano?
El obrero se puso blanco y respondió enfadado.
—Claro que lo soy, pero tengo compañeros que no.
El entrevistador le seguía mirando incrédulo, a la vez se preguntaba porque no estaba buscando otro trabajador que estuviese más cualificado en responderle su sencilla entrevistas, aún así se atrevió a preguntarle.
—Entonces ¿Con quien trabajas?
El hombre se acercó con sigilo y le susurró.
—Son los vampiobris.
Era ridículo, hasta el nombre parecía un chiste, ¿se trataba de una broma de mal gusto?
—¿Me está diciendo que sus compañeros son vampiros?
El me miró y su puso su dedo sobre la boca haciendo un sonido de silencio.
—¿Quiere una prueba? —susurró—. Pregunté mañana por mi, me habrán borrado del mapa como hacen con todos los que gritan lo que son mis compañeros.
El periodista desvió la mirada, efectivamente eso tenía que ser una broma, pero una parte de él quería creer su historia loca, vampiros construyendo iglesias, quién lo habría imaginado. Se marchó poco después prometiendo que ayudaría al obrero.
En cuanto esté se quedó solo camino hacia uno por uno de los túneles hasta un altar.
—Sabes hacer muy bien de humano Ezequiel.
El hombre sonrió y se quitó su casco.
—Hemos tenido suerte de que viniera Mikael, muy pronto todos sabrán de la existencia de los Vampiobris.
Mikael le miró, no le convencía ese nombre para nada.
—Bueno, ya es hora que descubran que la fantasía no es cosa de niños.
Ambos se miraron y rieron.
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