Otra vez el infernoso ruido del despertador le desperto de la cama. Reissa se alegro esta vez de aquello, no había tenido buenos sueños, aunque la verdad es que casi nunca los tenia. Vivía sola en una cueva donde con un poco de habilidad había creado todo lo impensable para vivir, usaba su magia de unicornio para separar las habitaciones con piedras que pulía a base de golpes con las patas, tampoco es que tuviera mucha fuerza, de ahí que usase magia para fortificar sus extremidades. Antaño había sido una de las mejores magas de su país, tan capaz de viajar en el tiempo como colaborar con algo maligno.
Eso le atormentaba, seducida de manera inconsciente por el futuro había colaborado en un proyecto que había hecho perder todo cuanto amaba. Ahora sola, en sueños intentaba olvidarlo...
Ese día normal como cualquier otro, se aseo bajo un torrente de agua que se acumulaba de las lluvias y caia al desbordarse, cosa que con un poco de levitación era fácil de hacer. Fue hacia donde tenia alimento acumulado de otros días (algunos huevos de algo que desconocía, frutos de diferentes colores y algunas hiervas), mayoritariamente era herbívora, pero si tenia que probar algo de carne para sobrevivir, lo haría.
Lo que le desconcertó fue ver una sombra semejante a ella, una sombra que se acercaba lentamente, no parecía que la sombra se hubiese percatado de que Reissa le hubiese percibido porque siguió andando hacia su dirección. La unicornio lo tenia todo preparado, en una mesa a su derecha había una mochila, (o mas bien alforjas) con varias de sus armas. Sus revólveres, que debido a algo reciente no sabia si volver a empuñar y sus cuchillas que solía atarse cerca de las pezuñas de sus patas delanteras tras tomar el desayuno. Estaba indefensa, pero decidida a que si no había mas remedio tendría que usarlos.
En su país estaba bien visto no llevar vestimenta, (aunque nunca negaría haber llevado en el pasado), pero ya no se encontraba allí y como no creía que hubiese otros de su especie siempre iba desnuda con su pelaje azul y crin puntiaguda lila oscuro. Había dos cosas por lo que estaba segura de que alguien cuerdo le dejaría en paz, la primera era que sus ojos eran rojos como la sangre y la segunda, aquella horrible marca de talento (la cuál no estaba orgullosa de poseer) una calavera con huesos cruzados, cualquier pony en el mundo asociaría eso a la muerte, al veneno o a cosas peores, pero con todo eso el ser que emitía tal oscuridad seguía avanzando y cada vez estaba más cerca.
La pony azul no lo dudó y se giró para ver a su posible agresor... Pero no lo era, era alguien que ya conocía.
La pony azul no lo dudó y se giró para ver a su posible agresor... Pero no lo era, era alguien que ya conocía.
— Puedo ofrecerte lo que más deseas —dijo sin presentarse—, pero no es gratis.
Reissa sin pensarlo acepto el trato asistiendo con la cabeza, no hacia falta meditar sobre aquello, se trataba de Tempo, ella lo conocía por el pasado de su familia y que siempre se decia que en los momentos donde la vida pendía de un hilo o la locura se cernía sobre un individuo siempre aparecía.
Reissa sin pensarlo acepto el trato asistiendo con la cabeza, no hacia falta meditar sobre aquello, se trataba de Tempo, ella lo conocía por el pasado de su familia y que siempre se decia que en los momentos donde la vida pendía de un hilo o la locura se cernía sobre un individuo siempre aparecía.
— Es sencillo y a la vez difícil —decía Tempo aquella vez ya lejana—, tus pesadillas y pasado se extinguirán a excepción de la sangre derramada con las armas que guardas en la bolsa.
>> Tu nombre ya ha sido borrado y tu ya lo has olvidado, me temo que tu mundo y tu vida albergará oscuridad... Tu deseo es empezar una nueva vida, pero no será desde cero. Para cumplir el trato deberás asegurarte de asesinar a dos ponys y que ellas estén muertas.
>> Tu nombre ya ha sido borrado y tu ya lo has olvidado, me temo que tu mundo y tu vida albergará oscuridad... Tu deseo es empezar una nueva vida, pero no será desde cero. Para cumplir el trato deberás asegurarte de asesinar a dos ponys y que ellas estén muertas.
Reissa temblaba, antes de esta vida solitaria había sido soldado, pero su primera víctima real la habría cobrado recientemente, poco antes de su huida. Sus pezuñas manchadas de sangre no se olvidaran en su nueva vida y además se cobrará la vida de dos más. A pesar de ello casi llorando acepto, preferia recordar una vida con un número disminuido de víctimas al que en su mente realmente tenia.
***
Sobre el cadáver de la princesa Luna asesinada con una viga de acero que atraviesa su flanco se encuentra una encapuchada, ha de buscar a alguien que culpar, hay que salir del lugar. Su hermana Celestia apenas reconocible pues no tiene cabeza también está muerta sobre el suelo.Ya encontró la culpable y ya teje su plan.
Lo poco de su racionalidad lo ha perdido, su salvaje destrozo de aquellas vidas quedara por siempre en muchos corazones. Ella ya no tiene corazón, sale de la sala y con un transporte mágico llega a su escondrijo, ya tiene su premio y su compañia, un pequeño potrillo le espera. No es su hijo, sino su sobrino, pero lo quiere igual como si lo fuera.
No necesita pareja, la juzgaran por sus crímenes pero ahora cuando duerme, sueña con dulces sueños.
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